En su último Mensaje a la Nación por 28 de julio, la presidenta Dina Boluarte decidió no leer una parte crucial del documento entregado al Congreso: la confirmación de la compra de 24 aviones de guerra para la Fuerza Aérea del Perú (FAP). El contrato, ya aprobado por el Consejo de Ministros, compromete al Estado con una deuda de US$3,500 millones, a financiarse en dos partes: US$2,000 millones en 2025 y US$1,500 millones en 2026, con recursos del Banco de la Nación.
Aunque no lo anunció en su discurso, el Gobierno ya habría cerrado el proceso de compra, cuyo ganador se revelará oficialmente el 30 de julio. El viceministro de Políticas para la Defensa, César Torres, defendió la adquisición afirmando que el Perú debe “prepararse para la guerra si quiere garantizar la paz”. El préstamo será pagado a largo plazo, entre 18 y 24 años, lo que significa compromisos financieros hasta cerca del 2050.
Fuentes del Ministerio de Defensa confirmaron que el avión elegido es el Gripen E de la sueca Saab, que ofreció amplios beneficios de compensación industrial y transferencia tecnológica. Saab promete impulsar el sector aeroespacial peruano y generar empleo calificado. Quedaron descartados modelos como el F-16 estadounidense y el Rafale francés, considerados más costosos pese a su prestigio operativo.
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